La ceremonia se llevó a cabo en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, este martes 16 de julio
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), realizaron una ceremonia en la que resaltaron las labores de las y los bibliotecarios de México, así como sus principales contribuciones, en el marco del Día Nacional del Bibliotecario, que se celebra el 20 de julio en nuestro país. El evento se realizó en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes la noche del martes 16 de julio.
El presídium estuvo conformado por el presidente de la Asociación Mexicana de Bibliotecarios, AC (Ambac), Reymundo Juárez Jiménez; el vicepresidente del Colegio Nacional de Bibliotecarios, Antonio Cobos Flores; el vicepresidente del Consejo Nacional para Asuntos Bibliotecarios de las Instituciones de Educación Superior, AC (Conpab-ies), Julio César Ramírez Rodríguez; el presidente de la Asociación Mexicana de Archivos y Bibliotecas Privados (Amabpac), Fernando Corona Torres; el narrador Jorge Fabricio Hernández; el profesional de la bibliotecología, Jesús Lau Noriega, y la Dra. en bibliotecología, Rosa María Fernández de Zamora.
Al tomar la palabra, Reymundo Juárez felicitó a las asociaciones de bibliotecarios y rememoró los inicios de la Ambac. Reconoció que, gracias a su labor, este grupo de agremiados representa el más antiguo y grande de su tipo en México. También subrayó que, a partir de 1920, cuando José Vasconcelos fue nombrado rector de la Universidad Nacional de México, el 80 por ciento de la población era analfabeta, situación por la que él y sus colaboradores abrieron pequeñas bibliotecas para contrarrestar este problema. “Las bibliotecas no solo garantizaban el acceso a la lectura, sino que también fungían como centros de acceso a la cultura nacional”, dijo.
Además, subrayó que se trabajará en 10 acciones fundamentales para la mejora de políticas públicas que beneficien a la población y a la estructura bibliotecaria del país. Para estas acciones se solicitará apoyo de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, aseguró.
“Estas 10 acciones son trascendentales y las bases para la estructura y una renovación del sistema bibliotecario mexicano: bibliotecas con motores de transparencia y el acceso a la información; mejora de las bibliotecas públicas; mejora de las bibliotecas escolares; repensar la promoción de la lectura; redimensionamiento del depósito legal; profesionalización de bibliotecarios y archivistas; mejoras de los archivos; redimensionamiento de la legislación de la imprenta; resguardo y protección del patrimonio documental y el fomento de la colaboración en materia documental”, finalizó.
En su turno, Antonio Cobos recordó que fue en el mismo Palacio de Bellas Artes, cuando en 1945 el entonces secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet, inauguró el primer curso de lo que en la actualidad se conoce como la Escuela Nacional de Biblioteconomía y Archivonomía. Asimismo, rememoró que el Día Nacional del Bibliotecario se celebra desde hace 20 años en nuestro país.
“Los libros y la información pueden actuar como un punto de entrada a un mundo nuevo de aprendizaje, crecimiento, planificación y sueños. Las y los bibliotecarios, quienes mantienen organizada esta información, son fundamentales en este proceso”.
Además, reiteró que en el transcurso del presente siglo la evolución y la influencia de las tecnologías de la información y comunicación y la modernización de los servicios bibliotecarios han sido factores determinantes en un nuevo enfoque de la conceptualización de las bibliotecas y, por consecuencia, del quehacer del bibliotecario.
Durante su intervención, Julio César Ramírez reconoció que la labor del bibliotecario requiere de paciencia, esmero, conocimiento, experiencia, habilidades y mucha práctica, además de ser una profesión noble que trabaja para las personas y que busca construir un lugar mejor. También dijo que el libro es uno de los instrumentos más maravillosos creados por la humanidad y la biblioteca, como recinto del libro, público y democrático, es el ágora para la emancipación de las ideas y del pensamiento.
En su participación, Fernando Corona consideró que el libro es uno de los artefactos más complejos creados por el ingenio, la necesidad y el deleite, y para impedir el olvido y el declive de la memoria, en nuestro contexto actual, en medio de dilemas como la inteligencia artificial, la apertura y cierre de archivos y bibliotecas.
Posteriormente, Jorge Fabricio Hernández manifestó que, durante toda su vida, su trabajo como estudiante y como escritor, fue orientado por bibliotecarios, a quienes dio las gracias por su incansable labor. Explicó que él creció en Estados Unidos, por lo que fue beneficiario de las bibliotecas públicas de ese país.
“Lo único que nos salva como personas, como país y como planeta, está en los libros. Lo que ustedes hacen y lo que nos reúne hoy es invaluable. Hago votos para que en el futuro haya un México que sepa felicitar y reconocer todo el trabajo relacionado con el libro”, concluyó.
Luego, Jesús Lau se refirió a las bibliotecas como andamios de conocimiento para que otros construyan su futuro académico, de investigación, docente y como estudiante. También aseguró que la mayoría de los mexicanos no conoce una biblioteca, por lo que hizo hincapié en que si cada municipio tuviera un bibliotecario que asesorara al personal necesario, este país podría cambiar, tomar decisiones adecuadas y con capacidad de impacto.
“La mayoría de los usuarios no saben el beneficio de la información. La información nos permite tomar mejores decisiones, mejores procesos de aprendizaje y hasta mejores oportunidades de diversión”, comentó.
Finalmente, Rosa María Fernández, con estudios en Literatura española, refirió que, al trabajar en la Biblioteca Franklin en el área de consulta, surgió su interés por estudiar Biblioteconomía. Asimismo, destacó la labor de Juana Manrique de Lara a quien consideró una pieza fundamental para la formación de bibliotecarios en México.